¿Recordáis cuando aprendiste a montar en bicicleta? ¿Qué subidón verdad? Al principio tres ruedas, luego con una y al final…”voila”…conseguido…¿Recordáis quien estaba a vuestro lado? ¿Aprendistéis sólos?
En los entornos profesionales es necesario adquirir el valor necesario para caminar, ese aliento que reconozca tus cualidades, aquello que te hace especial. ¿Estamos educados para valorar nuestras grandezas?¿Las reconocemos? Se habla mucho de talento y de que es innato en cualquiera de nosotros, la dificultad viene cuando el entorno, las circunstancias y sobre todo uno mismo no es capaz de reconocerlas. ¿Qué ocurriría si nos moviésemos en un entorno en el que todo aquello es valioso y se te diera la oportunidad de que la modestia no fuese una opción?
Este espacio de crecimiento profesional recoge a todas las personas que optan por reconocer su valía y la valía de los demás. Una educación basada en el reconocimiento y el apoyo mutuo, la colaboración y el crecimiento sostenido en el tiempo.

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